lunes, 20 de octubre de 2014

Recuerdo infantil y sanchesco, de cuando Burgos tenía una plaza mayor con jardines.


Segunda parte del comentario al capítulo 2, 45 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada titulada "Sancho, gobernador de Barataria", correspondiente al día 15 de abril de 2010.

La mente humana retiene unas vivencias y borra otras. Los tres casos juzgados por el gobernador Sancho, en este capítulo, permanecen bien grabados, en mi memoria. Es un recuerdo infantil, muy anterior a mi primera lectura del Quijote. 


Aquel sastre con sus diminutas caperuzas, el moroso con su caña hueca y la muchacha que no supo defender su cuerpo, siendo capaz de defender su dinero. Todos eran niñas de un colegio, disfrazadas con cuatro trapos; que actuaban, en una sencilla representación escolar, con el texto tijereteado y el  vocabulario cambiado, obviando los detalles escabrosos, no aptos para menores. 

En consecuencia, no entendí lo que verdaderamente le había pasado a la chica de las monedas y cualquiera preguntaba… Eso sí, el irritado cliente del sastre movía los cinco dedos, con cinco caperucitas, como dedales, en cada uno. El moroso entregaba, cucamente, la caña .La muchacha corría, abrazada amorosamente a su bolsa. ¡Con qué claridad los veo!

(Continúa)


Un abrazo de María Ángeles Merino

Copiado del blog "La arañita campeña", entrada con el mismo título.
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/04/recuerdo-infantil-y-sanchesco-de-cuando.html

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